Cuando se consulta por una o varias lesiones pigmentadas (manchas), el primer paso es hacer un diagnóstico del tipo de mancha. Así, se decide el método más indicado para reducir la mancha, de forma segura y con el mejor resultado estético.
Las manchas de la piel tipo melasma consisten en el acúmulo del pigmento melanina y tienen una evolución en el tiempo. Al principio del melasma, el pigmento está en los queratinocitos de la epidermis (melasma epidérmico) y después, con el tiempo, el pigmento se acumula en la dermis (melasma dérmico) o en ambos (melasma mixto).
Cuanto antes hagamos un tratamiento para el melasma mejor puesto que éste será más superficial y responderá mejor a los tratamientos.
El tratamiento para intentar reducir estas manchas puede ser único o combinado. Así, podemos utilizar láser y/o cremas despigmentantes junto a factor de protección solar.
El láser que emite su luz en picosegundos es el más novedoso y avanzado para los problemas de pigmentación benigna como melasma, léntigos solares, nevus de Ota y manchas café con leche entre otros.